Un refugio con historia y alma
En el coraz贸n de una reserva natural en Sierras de las Ãnimas, un vag贸n de AFE de 1951 y dos taperas del siglo XVIII se transforman en un refugio con autenticidad. Estaci贸n Inchal谩 es mucho m谩s que un alojamiento: es una invitaci贸n a reconectar con la naturaleza, con la historia y, sobre todo, con lo esencial.
María Noel Maisonnave
El nombre no fue elegido al azar. «Inchalá» significa «hermano» o «hermana» en lengua charrúa, evocando cercanía y unión. En árabe, también se usa como expresión de fe: «si Dios quiere». Esta combinación refleja el espíritu de quienes crearon este lugar: creer que todo tiene un propósito.
En 2020, en plena pandemia, Juan Pablo, Ignacio y Andrés Pio Guarnieri encontraron estas tierras en la sierra. «Pensamos que no había nada, pero en realidad había de todo», recuerda Juan Pablo.
Los tres hermanos crecieron entre la ciudad y el campo. Su padre, radicado en una chacra en Sauce, les transmitió desde chicos el valor de lo simple y el respeto por la tierra. Por eso, cuando en 2019 surgió la oportunidad de adquirir dos antiguos vagones americanos de carga de AFE —construidos en 1951 y llenos de historia—, no lo dudaron. Decidieron restaurarlos y llevarlos hasta Sierras de las Ánimas, primero para habitarlos y luego para compartir la experiencia con otros.
La madera original de pinotea, de más de un siglo, fue cuidadosamente recuperada. Uno de los vagones, antes destinado al transporte de portland, necesitó un tratamiento intensivo para devolverle su nobleza.
Uno de los dos vagones se ha convertido en la entrañable Estación Inchalá. A su lado se construyó un anexo que rinde homenaje a la vieja estación de tren Achar, en Tacuarembó, donde vivieron sus bisabuelos, don Héctor y doña Angelita.
La decoración es tan genuina como el proyecto: cada detalle interior fue pensado con significado. Muebles rescatados de remates, objetos familiares y regalos de quienes han pasado por allí se combinan para contar una historia. Quienes llegan lo hacen movidos por una misma búsqueda: pausa, contacto y sentido.
A pocos metros, una tapera de piedra de 1790, reconstruida, se mantiene como testigo silencioso del pasado. «El invierno en las sierras tiene su encanto», aseguran. Las gruesas paredes de piedra conservan el calor, generando ambientes acogedores y propicios para el descanso y la contemplación.
En el paisaje, los animales también forman parte de la vida cotidiana. Animales de granja conviven en armonía con especies nativas, integrándose de manera natural al entorno. Su presencia acompaña y completa la experiencia, sumando calidez y conexión con el ritmo sereno del campo.
«Nos sentimos guardianes, no dueños», dice Juan Pablo. Y esa es quizás la esencia de Estación Inchalá: preservar y revalorizar. Un lugar donde lo antiguo encuentra una nueva forma de disfrute y donde la simpleza se vuelve un lujo.
Estación Inchalá inspira, revaloriza lo antiguo con alma y devuelve a la tierra algo de lo que nos da. En tiempos donde todo parece efímero, esta propuesta nos recuerda el encanto de lo que fue… y del volver a ser.
ESTACIÓN INCHALÁ
En Sierras de las Ánimas, Maldonado
(598) 99 227 732
IG: @estacion_inchala_ruta_60_