Crece y mejora en base a la unidad

e, igual de importante, generando, con metas a corto, mediano y largo plazo, la unión y el empuje de todos los apasionados por la ovalada.

*especial para The Select Experience

Rumbo al Mundial de Inglaterra 2015, la Unión de Rugby del Uruguay puso en marcha un plan de Alto Rendimiento con base en el Estadio Charrúa, escenario que pasó a ser «La Casa de Los Teros» luego de un convenio que se firmó en 2012 con la Intendencia de Montevideo y la Asociación Uruguaya de Fútbol.

El objetivo era remodelar las instalaciones que estaban bastante deterioradas y sin uso, para que pasaran a ser parte de esa loca idea de una directiva que dejó de lado rispideces de años anteriores y que comenzó a mirar hacia el futuro intercambiando opiniones, planificando y soñando, pero con un diferencial como la unidad.

Fue así que el rugby, un deporte catalogado como elitista durante muchísimos años, comenzó a expandirse a los barrios, a las ciudades y a todo el Uruguay. Trabajo de hormiga, pero había un caballito de batalla que debía encabezar ese sueño: Los Teros. El seleccionado especial para The Select Experience uruguayo era y es la cara visible de la Unión de Rugby del Uruguay (URU) hacia el país y el mundo. La competencia internacional pasó a ser clave, pero también fue importante la predisposición que mostró el rugby uruguayo para organizar torneos de nivel, ganarse la confianza de World Rugby y empezar a crecer también en ese sentido, porque todo eso era nuevo para quienes rodean a esta disciplina.

Los cabos se iban atando. El Estadio Charrúa ya era una realidad. El soporte estatal estaba porque el proyecto lo ameritaba, pero faltaba otra pata, el apoyo privado. Los sponsors comenzaron a ver en el rugby un negocio rentable que generaba un ida y vuelta interesante. Y el deporte creció.

Tanto creció el rugby uruguayo que cuando desde la URU planificaron la clasificación de Los Teros al Mundial de Japón 2019 se encontraron casi que de inmediato con la obtención del pasaje a Inglaterra 2015. Y allá fue Uruguay a disfrutar, a aprender y a competir. Era la única selección del torneo con jugadores amateurs. Ese regreso mundialista marcó un antes y un después.

El impacto de ser mundialista

El rugby uruguayo fue otro tras Inglaterra 2015. Se potenció la unidad, crecieron los apoyos, estatales y privados, se renovaron los planes de Alto Rendimiento de World Rugby y, un punto clave, aumentó la base de jugadores elegibles para ser parte de Los Teros.

«Lo del Estadio Charrúa es algo que está a la vista y todos lo reconocemos como un centro y un lugar en el que se concentra la preparación y la competencia», explicó Santiago Slinger, presidente de la Unión de Rugby del Uruguay. «Muchas veces hablamos de las desventajas de ser un país pequeño o con ciertas cosas centralizadas, pero en este caso siempre tratamos de sacarle el mejor rédito y esta infraestructura terminó siendo una oportunidad que aprovechamos de la mejor forma concentrando todo en un lugar, como actividades, competencias, y tratando de brindarle un mayor bienestar, mejores instalaciones y por supuesto un staff más calificado a los jugadores».

«La contribución del Charrúa a las últimas generaciones de Teros que van llegando, y a las que van a llegar, es uno de los factores principales del crecimiento y la expansión del programa de Alto Rendimiento de la URU», señaló.

La mejora en la parte edilicia, la construcción de un gimnasio de primer nivel, la remodelación de las habitaciones para concentrar, la iluminación de la cancha con luces de primer nivel y pasar de césped natural a sintético fueron de las obras más importantes a las que se sometió el Estadio Charrúa y, en este punto, además de la inversión del rugby, está la del fútbol, que a través de la FIFA aportó su granito de arena ya que el escenario fue una de las sedes de la Copa del Mundo femenina en 2018, que tuvo a Uruguay como anfitrión.

«No hay una cifra exacta de la inversión destinada al Charrúa porque se ha puesto mucho dinero», remarcó Slinger. «Lo puso el rugby, lo puso la FIFA, la AUF y la Secretaría Nacional del Deporte. Lo bueno es que todos vemos que el estadio sigue renovándose. Hace dos años tenemos tablero electrónico, se continúa mejorando en los espacios cerrados como las oficinas y uno de los próximos objetivos es poder mejorar los vestuarios que, si bien están en muy buenas condiciones, siempre tenemos esa ambición de ir por más».

«Creo que lo que se ha invertido está a la vista y eso provocó una apertura al fútbol, ya que en estos últimos dos años y en el marco del acuerdo con la AUF por la concesión, apuntamos a que lo utilicen más y que el Charrúa sea como una vidriera que ha estado a la altura porque la gente vinculada al fútbol elogia la calidad de las prestaciones como la cancha y las comodidades que hay. Todo eso queremos mantenerlo, pero también mejorarlo y en ese sentido continuaremos haciendo obras», agregó.

Pero a la infraestructura hay que apoyarla con resultados y a los resultados con trabajo. En lo deportivo, el rugby uruguayo logró la segunda clasificación consecutiva a la Copa del Mundo y, con 18 meses de anticipación, consiguió su pasaje a Japón 2019, donde hizo historia ganándole 30-27 a Fiji —por ese entonces la décima selección del ranking mundial—, volviendo a obtener una victoria en un Mundial después de 16 años.

Además, Uruguay fue sede durante tres años de la Nations Cup, el torneo para selecciones Tier 2 —ubicadas entre el puesto 11 y 20— del ranking de World Rugby. Ganó el certamen desde 2017 a 2019, demostrando que no solo estaba en condiciones de organizar y ofrecer un evento de nivel internacional, sino también de levantar la copa.

Y todo eso responde a que a los apoyos privados y estatales se le suma uno muy importante que la URU viene teniendo desde hace ya varios años como el de World Rugby, el ente rector de este deporte. ¿De qué se trata? Cada país presenta un programa de Alto Rendimiento que es aceptado en base a muchos factores que Uruguay ha venido cumpliendo y con buena nota en los últimos tiempos. Eso incluye un fuerte apoyo económico, pero también logístico, con la llegada de recursos humanos a Montevideo —entrenadores o preparadores físicos— para afrontar determinadas competencias o instancias de selecciones nacionales.

«Todo se fija a partir de un valor económico que vos también podés aplicarlo en recursos humanos», detalló el presidente de la URU. «Vos pedís o ellos te recomiendan la llegada al país de un determinado profesional, pero siempre utilizando los recursos que te aprueban en ese plan. No es que además del dinero te mandan a un entrenador, por ejemplo».

«Aparte de eso está la competencia o la propuesta de participar en algún torneo internacional. El ejemplo bien claro es que en junio la selección M20 fue a Sudáfrica a un cuadrangular para enfrentar al seleccionado sudafricano, Georgia y Los Pumas de Argentina, tres equipos que compiten permanentemente en un nivel superior al nuestro en lo que respecta a juveniles y World Rugby nos apoyó, no solamente para participar, sino también con aspectos logísticos y económicos vinculados a la competencia. Eso es algo adicional que se genera a partir de la confianza y de un cumplimiento de las metas que nos ponemos y que nos proponen», explicó Slinger.

Esta situación se dio en medio de la pandemia de Covid-19, problema que marcó a toda la actividad deportiva y el rugby no fue la excepción, porque las selecciones, mayores y juveniles, estuvieron durante muchos meses esperando la competencia internacional que estaba prohibida debido a la situación sanitaria.

«Nosotros debimos haber tenido nuestro nuevo plan vigente desde el año pasado y con la llegada de la pandemia en los primeros meses del 2020 lo que finalmente ocurrió es que a Uruguay y a varios países se les extendió un año más el programa vigente que finalizaba en 2019 tras el Mundial de Japón», comentó Slinger.

«En realidad, era un muy buen apoyo en todo sentido, pero después de lo que fue nuestra presentación en esa Copa del Mundo   teníamos una aspiración lógica y pretendíamos que World Rugby aumentara ese apoyo al programa de Alto Rendimiento, porque así funciona, y en la medida que un país tiene esa posibilidad y va cumpliendo sus objetivos, aspira a mejorar, porque acá lo cierto es que para lograr esa mejoría en la competencia y en la preparación, necesitás más recursos. Lo que pasó en 2020 postergo eso por un año, pero a fines del año pasado nuestro plan quedó aprobado y, como presidente de la URU, puede decir que es bueno».