Con el coraz贸n en el centro

En su libro El coraz贸n es consciente, el cardi贸logo argentino Mart铆n Lombardero traza un puente entre la mente, las emociones y el coraz贸n, brindando consejos y buscando respuestas para prevenir las enfermedades cardiovasculares.

Por Luis Cabrera

A finales del mes pasado, una muerte trágica e inesperada fue noticia en los medios del Río de la Plata. Ocurrió en Lanús, en la provincia de Buenos Aires, cuando Francisco Barran, dueño de una óptica, discutió fuertemente con un cuidacoches que pretendía lavar su camioneta. El diálogo, en una relación que ya tenía malos antecedentes, escaló, y el comerciante salió de su negocio para ir a increpar cara a cara al otro hombre. Antes de que la discusión llegase a los golpes, Barran se desplomó. Con tan solo 47 años, murió de un paro cardíaco repentino, un sábado al mediodía, en plena Avenida 9 de Julio.

Esta trágica historia es real, pero podría integrarse sin alteraciones a las que el cardiólogo Martín Lombardero imaginó para su libro El corazón es consciente (2024). De hecho, parece ser prácticamente idéntica a la de Felipe B., en el capítulo titulado La ira. En el texto, el hombre de ficción –los personajes del libro, utilizados para ilustrar la conexión entre las emociones y la salud cardiovascular, son una fusión de pacientes reales que han visitado el consultorio del médico argentino– ve su vida truncada repentinamente por un fallo cardíaco súbito causado por un fuerte estado emocional negativo hacia un vecino.

«La muerte súbita no la hemos podido resolver», lamenta Lombardero. «Gente sana, que podía estar en forma, hacer deporte y no tener otros factores de riesgo, termina envuelta en una tragedia».

En su libro, Lombardero comparte experiencias personales, ofrece detalles del funcionamiento del sistema cardiovascular –y sus complicaciones–, brinda consejos para tomar control de nuestra salud, y conduce al lector a buscar la respuesta que moviliza a tantos médicos en el mundo: ¿Por qué si nos curamos mejor, cada vez nos enfermamos más?

En el caso puntual de la muerte súbita, los más afectados son los hombres de mediana edad, pero pueden darse casos como el del futbolista uruguayo Juan Izquierdo, quien perdió la vida en agosto de 2024, a sus 27 años. En las mujeres, los episodios aparecen con mayor frecuencia luego del climaterio.

«Debemos pensar en cómo estamos viviendo», afirma Lombardero. «La medicina ha mejorado enormemente, y lo hará más con el desarrollo de la inteligencia artificial. Sin embargo, según datos de EEUU y España, la mortalidad cardiovascular aumentó, así como la incidencia de cáncer y de ACVs. Es una paradoja. ¿Qué pasó?».

EL ESTRÉS SICOLÓGICO

A comienzo de setiembre, el Consejo Europeo de Cardiología (ESC) dio a conocer su Consenso Clínico 2025, donde propuso un enfoque integral para combatir lo que consideró un factor clave de riesgo, el estrés sicológico. Mucho de lo expuesto en el consenso, Lombardero viene compartiendo con sus pacientes y sus lectores desde hace años.

«La publicación del ESC es un aval científico para el libro», comenta. «Yo incluí más de 140 citas en mi libro, pero el Consenso Clínico 2025 tiene más de 670 citas bibliográficas que demuestran que el estrés sicológico es un factor de riesgo tan malo como la hipertensión, el cigarrillo y todo lo demás».

«Hoy la cardiología está mirando de frente a este problema. Hay una corriente que está yendo hacia la humanización de la medicina y a entender que el corazón sufre el estrés sicológico, que lo daña y lo enferma», comparte.

En El corazón es consciente, Lombardero cita el estudio Horus, que buscó evaluar la aterosclerosis –la aparición de placas de ateroma en las arterias, que con su crecimiento dificultan el flujo de sangre, potencialmente llegando a obstruirlo– en 137 momias de diferentes periodos durante los últimos 4.000 años. El estudio detectó placas de ateroma en las coronarias en un 4% de los casos. Hoy, a una edad similar que el de las momias estudiadas (45 años), el 45-50% de la población tiene algún nivel de obstrucción. «¿Qué pasó en el medio?», pregunta el médico. «Que el mundo, especialmente en los últimos 50-70 años, cambió muchísimo».

«Mis abuelos no comían comida rápida, era todo casero; no vivían en casas enrejadas, dejaban la puerta abierta hasta la noche y, en Navidad, la cuadra entera sacaba las mesas para festejar juntos», ejemplifica. «La cultura cambió radicalmente y a una velocidad de avión supersónico. La adaptación genética hacia el entorno se mueve en un globo aerostático. Hay una fuerte discordancia».

La inflamación está detrás de la enfermedad arterial y nuestra dieta –más la vida sedentaria que usualmente la complementa– es gran parte del problema: «Nuestros genes no están capacitados para adaptarse a los químicos que comemos», afirma Lombardero. Pero no es la única responsable.

En su libro, el cardiólogo argentino habla de un gran «nuevo depredador»: el estrés. «Las emociones primarias básicas, como el miedo, la ira, el asco y la sorpresa, son inevitables e imprescindibles, parte de cómo hemos sobrevivido como especie», comenta. «Ahora bien, son respuestas que deben durar pocos minutos. Es cuando se perpetúan en la mente que se genera un ‘estado emocional negativo’».

El peligro de su efecto es sencillo de entender: el estrés es una herramienta que la especie utilizó para elevar la capacidad de respuesta ante un peligro inminente, generando cambios químicos que hacen a nuestro cuerpo tener reacciones más veloces, un foco mayor y hasta mejor coagulación, entre otros. La contrapartida es que otras funciones claves se ven relegadas. Muy útil en situaciones puntuales, se torna peligrosa cuando es nuestra realidad diaria.

«Hoy estamos todo el día frente a un depredador: sube el dólar, tengo miedo que me roben en la calle, el tránsito, la competencia laboral o el desempleo. Hasta nuestra felicidad está ligada al consumo constante», señala Lombardero. «Estamos estresados todo el tiempo, generando las condiciones para que ocurra una tragedia».

UNA COMUNICACIÓN DE DOS VÍAS

Si la mente, nuestra forma de entender y procesar nuestra realidad, es la responsable de esos estados emocionales negativos, quizás sea hora de escuchar a nuestro corazón.

«Hemos estudiado toda la vida que la única comunicación que había con el corazón era desde el cerebro», explica Lombardero. «Hoy sabemos que es bidireccional y que, de hecho, el corazón reacciona nanosegundos antes a ciertos estímulos, como en el caso de la intuición».

El cardiólogo argentino cree que el estudio del corazón equivocó el procedimiento durante muchos años, logrando excelentes resultados en lo específico de su funcionamiento, pero aislándolo del resto del cuerpo.

«Los problemas que tenía el corazón le pasaban nada más que al corazón. Dejamos de ver el corazón como parte de un todo», explica.

En su libro, Lombardero busca reconstruir ese puente entre «la mente, el corazón y la consciencia», volviendo a poner al corazón en el centro. «¿Por qué hay personas con una sola placa de ateroma que se nos van de este mundo y otras que con decenas viven hasta los 88 años?», pregunta el médico. «No creo sea suerte. Tiene que ver con un conjunto de elementos que producen esa tormenta perfecta, la cual no ocurriría si esa persona fuese capaz de abandonar ese estado».

Con esto en mente, Lombardero ha integrado la práctica de yoga, el mindfulness y el ejercicio a los tratamientos que recomienda seguir a sus pacientes. «Uno de los pilares del mindfulness es la respiración, la herramienta para controlar nuestra mente», explica. En lo práctico: respirar lentamente hace que el cerebro interprete que tiene que estar en modo de relajación, asegurando el cambio del sistema nervioso simpático, denominado de «lucha o huida», al parasimpático, el de «descanso y digestión».

Sobre el ejercicio es categórico: «No hay pastilla que disminuya la mortalidad como el ejercicio moderado y constante. Estamos diseñados para estar en movimiento. Hacer ejercicio es imprescindible hasta el último día de nuestras vidas».

«No hay soluciones colectivas a la cuestión individual del hombre», sentencia Lombardero. «Cuando daba clase siempre aconsejaba tener un diálogo con el paciente que permitiera entender cómo estaba emocinalmente, entender su perfil completo. Hay que trabajar uno a uno, persona a persona».

Del lado del paciente, se trata de valorar la vida: «Al ser humano le cuesta valorar aquello que no le costó trabajo conseguir, ya sea nuestro cuerpo o nuestra salud. Es cuando corremos el riesgo de perderla que esto cambia».

En su próximo libro –y en parte del previo– Lombardero hace foco en el significado de la palabra «paciente» –proveniente del latin, patientis, el que sufre, que padece– y el rol pasivo que cognota. «El paciente está esperando que el remedio lo salve», explica. «En la medicina moderna, y más con la IA, el paciente debe ser el responsable de su salud».

«Los médicos acompañamos siempre, pero muy pocas veces curamos», afirma. «Es el paciente quien se empieza a curar cuando confía en su médico y se convence de qué es lo que tiene que hacer para estar mejor. El médico guía y las pastillas son un bastón, pero cada uno debe elegir cuál es su destino».

UN ESPECIALISTA EN AMBAS ORILLAS
Martín Lombardero estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires y se formó como cardiólogo en el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, título que luego revalidó en Uruguay. Cuenta con más de 30 años de experiencia en imagen cardíaca y ha sido docente de la materia, con más de 30 cursos brindados. Como investigador ha presentado multiples trabajos en congresos científicos. Es miembro titular de la Sociedad Argentina de Cardiología. Hoy se desempeña como interconsultor en Imagen Cardíaca en los centros Trinidad Medical Center en Palermo y San Isidro, y jefe del área en el Sanatorio Trinidad Ramos y el Centro de Prevención & Diagnóstico Cardiovascular. En Uruguay, realiza estudios e interconsultas en Clínica Blue Cross & Blue Shield Uruguay, en Punta del Este. Por iniciativa de BC&BSU, Lombardero brindó una charla en Casadeco 2025 y participará como orador durante el XII Congreso Internacional de Preparación Física y Rendimiento Deportivo. El corazón es consciente será reeditado en noviembre por editorial Planeta.