La nueva joya de la hospitalidad
Discretos, exclusivos y sofisticados: asà son los microhoteles de lujo que están transformando el concepto de hospedaje. Te contamos dónde están, cómo funcionan y por qué todos hablan de ellos. Una tendencia que prioriza la privacidad, la experiencia personalizada y el verdadero descanso.
Por Sofía Vanoli
En 2025, el verdadero lujo ya no se mide por la cantidad de habitaciones ni por el tamaño de la piscina. Se mide en detalles: privacidad total, un menú creado a tu gusto o un masaje al amanecer sin cruzarte con nadie. Así es la revolución silenciosa de los microhoteles de lujo, una tendencia que está redefiniendo el concepto de hospitalidad en la industria global.
Los microhoteles de lujo pueden entenderse como «hoteles dentro de hoteles»: espacios con apenas unas pocas suites —a veces cinco, a veces diez— diseñados para quienes buscan una experiencia hiperpersonalizada sin renunciar al servicio de un cinco estrellas. Aunque suelen formar parte de complejos mayores, operan como universos paralelos: discretos, íntimos, y cuidadosamente curados. Desde la arquitectura que se funde con el entorno hasta los servicios pensados hasta el último detalle, todo está diseñado para que el huésped sienta que ese rincón del mundo le pertenece.
Esta nueva categoría de alojamiento surge del cruce entre el deseo de exclusividad, la necesidad de intimidad en la era post-pandemia, y la creciente demanda por experiencias más sostenibles y auténticas. En vez de competir por tamaño o espectacularidad, estos hoteles optan por una propuesta más silenciosa: menos habitaciones, más significado.
Muchos de ellos incorporan también prácticas conscientes: arquitectura ecoamigable, gastronomía de kilómetro cero y un servicio atento que respeta el ritmo natural del huésped. No se trata solo de dormir bien, sino de habitar el destino con propósito y conexión.
Tres destinos, tres experiencias imperdibles
Si bien los microhoteles de lujo están comenzando a florecer en distintas partes del mundo, hay algunos pioneros que ya están marcando la diferencia con propuestas tan exclusivas como irresistibles. Desde playas caribeñas hasta ciudades cosmopolitas, estos hoteles no solo ofrecen habitaciones excepcionales, sino experiencias completas diseñadas para cautivar todos los sentidos.
AMANERA
Sobre un acantilado que mira al Atlántico, rodeado por 400 hectáreas de selva protegida, Amanera encarna de forma perfecta el espíritu de los microhoteles de lujo. Con apenas 25 casitas independientes, muchas con piscina privada y vista al mar, este refugio de la exclusiva cadena Aman combina elegancia serena, privacidad absoluta y un entorno natural incomparable.
El entorno invita tanto al descanso como a la exploración activa: surf, kayak, paddleboard, caminatas guiadas por la selva o paseos a caballo entre ríos y manglares son solo algunas de las experiencias disponibles. Para quienes desean conocer la cultura dominicana más allá de la postal, se organizan visitas privadas a pueblos pesqueros, arquitectura colonial y mercados locales cercanos a Playa Grande.
En cuanto a la gastronomía, Amanera trabaja con ingredientes locales y de temporada, que se combinan con técnicas internacionales para crear una cocina de autor sin pretensiones. La joya del hotel es el Lounge Bar, donde se realizan catas de ron guiadas por expertos. Las sesiones van desde la introducción «Dominican Everydays» hasta la más refinada «Pinnacles of the Island», ambas acompañadas por degustaciones de chocolates locales que realzan los matices del destilado.
Para los más curiosos, es posible extender esta experiencia sensorial con una clase de elaboración de puros en el Cigar Lounge, adyacente al bar. Allí, bajo la guía de un artesano tabaquero, los huéspedes aprenden a seleccionar, prensar y enrollar tabaco dominicano en un taller íntimo y personalizado, ideal para grupos pequeños.
El spa Amanera Wellness Casa completa la experiencia con una propuesta de bienestar profundamente conectada al entorno: masajes con piedras calientes y palo santo, envolturas de barro o café, tratamientos con larimar (la piedra semipreciosa local) y rituales inspirados en las tradiciones taínas y los ciclos lunares. Todo está pensado para equilibrar cuerpo, mente y espíritu, con un enfoque holístico, silencioso y profundamente curativo.
THE RITZ-CARLTON RESERVE
Ubicado entre la selva y el mar Caribe, el futuro Ritz-Carlton Reserve de la Riviera Maya, cuya apertura está prevista para 2026, promete llevar el concepto de microhotel a su máxima expresión. Dentro del complejo se desarrollará un espacio exclusivo con apenas diez suites, cada una con piscina privada y acceso directo a una playa de arena blanca, pensado para ofrecer una experiencia de hospitalidad ultra personalizada.
Aunque aún no abrió sus puertas, se espera que el enclave privado de este Reserve siga la línea de otras propiedades de la marca: servicio discreto y dedicado, con opciones como cenas personalizadas en villa, tratamientos de spa inspirados en rituales mayas y acceso prioritario a actividades ecoactivas. Todo en un entorno que honra la biodiversidad local: el diseño arquitectónico integra materiales naturales, se asienta sobre manglares y preserva más del 80?% del entorno selvático original.
Entre las propuestas gastronómicas anticipadas, destacan menús de autor elaborados con productos regionales, degustaciones de mezcales artesanales y experiencias culinarias íntimas, todo curado para un grupo muy limitado de huéspedes. Si la promesa se concreta como se espera, este microhotel no solo será un refugio de lujo, sino también un santuario contemporáneo donde cada detalle estará pensado para conectar con el lugar, y con uno mismo.
PALACIO TANGARÁ
Aunque no se trata de un microhotel en el sentido literal, el Palacio Tangará ofrece una propuesta de lujo tan refinada y personalizada que bien podría integrarse dentro de esta nueva corriente de hospitalidad. Ubicado en pleno Parque Burle Marx, en São Paulo, este oasis urbano de la colección Oetker combina elegancia europea, entorno natural y un servicio que roza lo impecable.
Con 141 habitaciones y 59 suites con vistas al verde del parque, su atmósfera silenciosa y sofisticada se complementa con detalles como servicio de mayordomo 24/7 y un spa de primer nivel con tratamientos exclusivos de la línea Absolue de Lancôme. El hotel también ofrece acceso a actividades como tenis, pádel o beach tenis en instalaciones cercanas, así como un gimnasio de última generación equipado con tecnología Technogym.
El gran imperdible, sin embargo, es su restaurante insignia: Tangará Jean-Georges, el único en Sudamérica del reconocido chef Jean-Georges Vongerichten, galardonado con una estrella Michelin. El menú degustación de seis tiempos fusiona técnica francesa, ingredientes brasileños y acentos asiáticos, creando una experiencia culinaria tan precisa como vibrante. También se ofrecen opciones de raw dishes, caviar y platos vegetarianos de autor.
Completan la experiencia brunches temáticos, shows privados y eventos especiales que transforman la estadía en un programa cultural en sí mismo. Para quienes buscan privacidad, alta gastronomía y un entorno verde sin salir de la ciudad, Palacio Tangará demuestra que el lujo urbano también puede ser íntimo.
Mucho más que una estadía
En tiempos donde todo parece inmediato y automatizado, los microhoteles de lujo ofrecen algo distinto: espacios pequeños, pensados con calma, donde cada detalle tiene intención. Después de años de viajes estandarizados, el lujo empieza a encontrarse en lo que no está en el menú: la atención real, la privacidad, el silencio.
Algunos están dentro de grandes resorts; otros son destinos en sí mismos. Pero todos tienen algo en común: la sensación de que todo está pensado para vos. Desde una cena servida en la terraza a la hora justa, hasta una actividad diseñada sin apuro ni protocolo. Este nuevo lujo no busca llamar la atención. No hace falta. Está ahí, en la forma en que te reciben, en cómo te sentís, en poder bajar un cambio sin tener que pedirlo.
Si estás pensando en tu próximo viaje, y buscás algo más que un hotel cómodo o un buen restaurante, quizás sea momento de probar otra forma de hospedarse. Una más tranquila, más personal. Una que te dé lo que necesitás, incluso antes de que lo sepas.