La nutricionista uruguaya que lidera el camino en bienestar femenino

Con más de veinticinco años de trayectoria, Luciana Lasus se ha consolidado como una pionera en salud hormonal femenina, integrando su especialidad —la nutrigenética— con una mirada moderna y profundamente personalizada.

María Noel Maisonnave

Conversar con Luciana Lasus es entrar en un universo donde el bienestar se vive con conciencia y disfrute. Con una sensibilidad única para acompañar a mujeres a partir de los 40 años de edad, ha transformado la nutrición en una herramienta poderosa de autoconocimiento y empoderamiento. Especialista en nutrigenética, fusiona lo más avanzado de la ciencia con una mirada holística, cercana y profundamente humana.

En agosto presentará su segundo libro, con el que vuelve a desmitificar creencias, derribar mitos y ofrecer respuestas concretas, pensadas para mujeres reales. Charlamos con ella sobre genética, hormonas y lo que se viene con esta nueva publicación.

¿Cómo fue tu primer acercamiento a la nutrigenética?
Siempre me atrajo profundamente la bioquímica y la biología molecular. En 2017, impulsada por esa curiosidad, cursé un diplomado de posgrado en nutrigenética. Ese mismo año se instaló en Uruguay una filial de un laboratorio de genética con casa matriz en India. Me contactaron para colaborar, y ahí descubrí el enorme potencial de implementar el diagnóstico nutrigenético localmente.

¿Qué fue lo que más te sorprendió de su potencial clínico?
Como profesional con una mirada analítica, me sorprendió la posibilidad de contar con una «hoja de ruta» genética individual: entender cómo estamos programados de base y cruzar esa información con datos clínicos y del estilo de vida (alimentación, sueño, ejercicio, emociones, vínculos). Ese cruce permite diseñar estrategias personalizadas en nutrición, suplementación, entrenamiento y bienestar general. Fue un antes y un después.

Más adelante, DNAfit (Reino Unido) me ofreció un posgrado exclusivo —fui la primera (y única hasta el momento) nutricionista latinoamericana en cursarlo— y comencé a trabajar con sus paneles, enviados a Londres. En 2019 decidí que debíamos poder hacer esto desde Uruguay y, junto al laboratorio Genia, desarrollamos el primer panel de nutrigenética local, que salió al mercado en setiembre de ese año.

Durante la pandemia, Genia fue adquirido por DASA Genómica, lo que me permitió diseñar mi propio panel genético, que uso hoy en exclusiva en mi programa Mujer +40 y en las consultas uno a uno. Este panel analiza 66 variantes genéticas en ocho áreas claves: sensibilidad e intolerancias, gestión de nutrientes, perfil de presión y metabolismo, actividad física, sensibilidad a fármacos, inflamación, detoxificación y salud de la piel.

Es una herramienta potente, que evita el camino del ensayo y error, permite enfocar mejor la estrategia y priorizar con precisión. Y lo más valioso: no caduca. A diferencia de una analítica convencional, esta información revela quién sos, no solo cómo estás. Es un mapa genético personal que puede consultarse siempre que se necesite redefinir el rumbo. Es la máxima expresión de la nutrición de precisión, y en Uruguay la estamos aplicando desde 2017.

A partir de los 40 años, el cuerpo cambia. ¿Cuál sería el primer ajuste clave que deberíamos hacer en nuestro estilo de vida para sentirnos mejor?
Después de los 40 años, todo empieza a cambiar: el cuerpo, el metabolismo, la energía… también el alma y la sabiduría.

Esta etapa trae transformaciones profundas. El primer paso es entender qué está pasando, porque solo así podemos accionar. No hace falta hacer un máster en hormonas, pero sí conocer los cambios claves y su impacto en el cuerpo, la mente y las emociones.

Uno de los mayores desafíos es que nadie nos avisaba lo que venía. Hoy eso cambió. Estamos trabajando para que las mujeres lleguen a esta etapa mejor preparadas y puedan vivir la segunda mitad de la vida con plenitud.

También entendí que no existe una única estrategia. Las hormonas fluctúan, el cuerpo cambia, y necesitamos planes dinámicos y flexibles, hechos a medida. Para eso, es clave contar con profesionales de salud actualizados y empáticos. Con este propósito, publiqué un posteo fijado en mi Instagram con referentes capacitadas en Uruguay. Montevideo tiene más opciones; el interior sigue estando relegado. Esa es una de las razones por las que quiero recorrer el país.

Además de lo hormonal, hay otro eje que debe repensarse: alimentación y movimiento. A partir de los 40, no se trata de comer menos ni entrenar más, sino de comer mejor y entrenar mejor. Ya no sirven las estrategias de castigo. Esta etapa exige inteligencia, información y respeto por el cuerpo. Y aunque todo es adaptable, hay algo no negociable: el ejercicio físico. Podemos negociar la copa de vino o el dulce de leche. Pero no moverse, no es una opción. El movimiento es salud física, emocional, hormonal.

La buena noticia es que hoy contamos con herramientas concretas: modulación hormonal personalizada, suplementación nutricional y un enfoque integral. Cada mujer puede armar su propio rompecabezas de bienestar, en función de sus síntomas, recursos y tiempos.

Este es mi propósito: fomentar, comunicar y difundir esta información con ciencia, empatía y compromiso. Lo hago desde todas las plataformas posibles: redes sociales, podcast, el programa Mujer +40 y las consultas personalizadas.

Hoy muchas personas hablan de esta etapa, y eso es positivo: se rompió el silencio. Pero no todas tienen la formación ni la sensibilidad para acompañar. Por eso, mi compromiso es doble: profesional y emocional. Porque si sabemos cómo atravesarla, esta etapa puede ser una gran oportunidad.

Uno de tus mensajes más potentes es que se puede comer bien sin obsesiones ni dietas restrictivas. ¿Cómo se construye ese equilibrio, especialmente en una etapa de la vida donde muchas cargamos con años de desinformación?
La cultura de la dieta nos dejó cicatrices. Mujeres brillantes, sabias, sensibles, con años de experiencia… que todavía sienten culpa por lo que comen.

Que siguen pensando en «prohibidos» y «permitidos». Esas son las palabras que trabajo todos los días para erradicar del vocabulario de quienes llegan a mis programas, a la consulta, me leen o me escuchan en redes.

Cargamos con frustraciones acumuladas, con un cuerpo agotado metabólicamente, con un sistema emocional saturado. Y además, con una impronta cultural, familiar y social que moldeó lo que se supone que deberíamos ser, comer, pesar y aparentar.

La propuesta, en esta nueva etapa de la vida, no es seguir intentando encajar.

Es construir un nuevo equilibrio. Pero para eso, primero hay que identificar esas creencias que nos condicionan… y luego, resetearlas.

Si no lo hacemos, corremos el riesgo de seguir repitiendo estrategias que no solo ya no funcionan, sino que incluso pueden hacernos daño. Dietas cada vez más restrictivas, ayunos mal diseñados, sistemas como Pronokal que son dañinos para el cuerpo y para la mente. Todo eso profundiza el malestar.

Esta etapa trae nuevos desafíos biológicos, pero también nos ofrece algo valiosísimo: la sabiduría. Esa que te hace decir «esto no me cierra», «esto no me hace bien», «esto no es por acá». La pregunta que más recibo es: «¿Se puede construir un nuevo equilibrio?» Y mi respuesta es rotunda: Sí, se puede; 100%.

Después del éxito de tu primer libro Tu última dieta, en agosto vas a lanzar una nueva publicación, Hormonadas. ¿Qué te inspiró a escribirlo y con qué se van a encontrar tus lectoras esta vez?
Mi primer libro, Tu última dieta (2022), ya proponía mirar el origen del problema en lugar de quedarse en la superficie. El peso es apenas una consecuencia. Para cambiarlo, hay que mirar más profundo: salud hormonal, calidad del sueño, alimentación, estrés, movimiento, historia personal, carga mental.

Con esa misma convicción, y ya inmersa en el trabajo con mujeres +40, decidí formarme aún más. Hoy estoy cursando una Maestría en Menopausia en la Universidad de Madrid, y celebro que cada vez más instituciones, medios y profesionales entiendan que este no es un tema menor. No es «normal» sentirse mal. Y no hay que resignarse.

Hormonadas, editado nuevamente por Penguin Random House, será publicado en agosto y es mucho más que un libro. Es un manual de acompañamiento para una etapa de la vida que todavía hoy está atravesada por mitos y desinformación.

Este libro busca dar herramientas concretas para entender qué está pasando en tu cuerpo, prepararte para hablar con tu médico, saber qué estudios pedir, diseñar una estrategia personalizada de nutrición, suplementación, ejercicio y gestión emocional.

Incluye un capítulo especial para los hombres que nos acompañan —maridos, parejas, hijos—, porque esta transición también impacta en quienes están cerca. Y si logramos explicar lo que nos pasa, todo se hace más fácil. Cada capítulo está atravesado por historias reales de mujeres reales.

Ellas me enseñaron más que cualquier manual, y me confirmaron que este libro era necesario. Un libro que nació de una necesidad real: la mía, y la de cientos de mujeres que empezaron a sentirse distintas… sin entender por qué.

Hormonadas es una invitación a dejar de sobrevivir esta etapa… y empezar a vivirla mejor