La historia como debe contarse

La calidad de la adaptaci贸n dirigida por Juan Antonio Bayona, el alcance global de Netflix y, por sobre todas las cosas, una historia universal que muestra las virtudes del ser humano en una situaci贸n extrema hizo de La sociedad de la nieve un film que cautiv贸 al mundo entero.

Por Luis Cabrera

Desde su estreno -en cines, durante diciembre de 2023, y en Netflix, globalmente, desde enero de 2024- La sociedad de la nieve se convirtió en un fenómeno mundial, recogiendo elogios desde todas partes del planeta, acumulando galardones en los principales festivales y generando una repercusión, 52 años después del accidente, que sorprendió hasta sus propios protagonistas.

Entre las muchas explicaciones para el impacto del film se cuentan el talento y visión del director Juan Antonio Bayona. Mucho se ha hablado del hiperrealismo de la película en relación a las impactantes escenas del accidente o el alud, pero se trata de un filosofía completa para un largometraje que busca transportar al espectador al Valle de las Lágrimas.

«La historia se cuenta de la manera que tiene que contarse», opina Eduardo Strauch, uno de los sobrevivientes que The Select Experience contactó para que compartiera su visión de esta nueva adaptación. «No creo que se pueda hacer algo mucho más ajustado a la realidad que esta película, en todos los aspectos: el guión; la escenografía, que es la que vivimos nosotros exactamente, dado que fue filmado en el lugar; los actores, que se compenetraron de tal forma que transmitieron lo que vivimos, adelgazando más de 20 kilos y pasando mucho frío, algo que se percibe en el film; el espectacular maquillaje, donde se van viendo las caras demacrándose a través del tiempo; y las tomas brutales de la montaña».

Para esto hubo un enorme trabajo de preproducción de parte del equipo de Bayona y las productoras Belén Atienza y Sandra Hermida: «Durante la preproducción percibí que tenían muy claro el tipo de película que querían hacer», comenta Fernando Parrado. «La sociedad de la nieve tiene una atención al detalle fenomenal y refleja algunas situaciones como realmente fueron».

Este trabajo tuvo un foco muy importante en lograr capturar a cada uno de los uruguayos que se subió al vuelo 571: «Cenamos en casa con Bayona, el actor que me interpretó a mi [Matías Recalt] y quien interpretó a Maspons [Santiago Vaca] para poder contarle un poco como era Daniel», comparte Roberto Canessa. «En otro viaje a España fui al set y les comenté un poco como era cada uno de los que fallecieron».

El resultado es impactante hasta para los protagonistas de la historia: «Cuando la vi terminada me emocioné», revela Daniel Fernández. «Esta película me mete dentro del avión y, en algunas partes, me hace llorar. El espectador, quien no estuvo en la montaña, se da cuenta lo que es el frío, el viento, la altura y todo lo que pasamos».

El film obtuvo 12 premios Goya, triunfó en múltiples festivales, incluyendo el de San Sebastián, y representó a España -y, aunque no técnicamente, también a Uruguay- en los Premios Óscar, cuando compitió como Mejor película extranjera (la ganadora fue la británica Zona de interés) y Mejor Maquillaje y Peluquería (ganó Pobres criaturas).

Las voces de quienes no volvieron

Uno de los elementos más elogiados del film fue su trato, cuasi igualitario, de todos los protagonistas de la historia, tanto los que sobrevivieron como aquellos que no. «Bayona tuvo una muy buena concepción artística que fue encarar la película a través de Numa», señala Canessa.

La elogiada interpretación de Enzo Vogrincic de Numa Turcatti, quien narra el film, sirve para posicionar el foco sobre todo el grupo de uruguayos que lucharon por escapar a la cordillera. «La película ayuda a comprender perfectamente el rol de los que no regresaron», comparte Parrado. «Y también ayudó a las familias de los que no regresaron a comprender lo mucho que sufrieron los que regresaron».

Si bien las comparaciones son odiosas, en ¡Viven! (1993), el foco -quizás, de manera obvia, desde su título- fue muy diferente: «¡Viven! es el libro que hacemos nosotros para decir ‘esto es lo que pasó’ y que se terminara la discusión, aunque seguimos hablando de esto después de cincuenta años», comenta Fernández. «¡Viven! cuenta los hechos y le falta sentimiento. La sociedad de la nieve le agrega eso. ¡Viven! somos los que volvimos; La sociedad de la nieve somos los 45».

Canessa recuerda que, entre otros detalles que no fueron replicados con justicia en la película de Frank Marshall, no se logró incluir los nombres reales -salvo pocas excepciones- de aquellos que no sobrevivieron: «Entonces estaba todo el tema de la alimentación y ver cómo se iba a mostrar. Las familias de quienes no volvieron, prudentemente, decidieron que no se incluyeran sus nombres», explica.

«Fue una conjunción de factores, en otra época de la vida, la que permitió ahora hacer una obra mucho más madura y justa con los que quedaron en la cordillera», señala Canessa.

Un mensaje para las nuevas generaciones

Si bien la historia es conocida para muchos, más en nuestro país, la potencia de las lecciones de vida que deja no caducan, y esta nueva versión, impulsada por su excelente aceptación y por estar disponible en la plataforma de streaming más popular alrededor el mundo, ha alcanzado a mucha gente que la desconocía, incluyendo las nuevas generaciones.

«Esta historia está dejando un saldo más que positivo en millones de chicos de todo el mundo», señala Strauch. «Chicos de once años me han pedido que les mande mensajes y están absolutamente enganchados con la historia. No salgo de mi asombro y emoción al ver lo que está dejando en todas estas generaciones».

«Las nuevas generaciones, influenciadas por la inmediatez de lograr cosas muy rápido, no logran darse cuenta que a veces el fracaso llega antes que el éxito», señala Parrado. «Con esta historia comprenden que todo cuesta, que el esfuerzo es a veces infinito y que la vida no esta dentro de un teléfono móvil».

«Creo que la gente puede ver que adentro nuestro vive algo que necesita que lo despertemos», aporta Fernández, quien vio sus redes sociales explotar en seguidores, muchos de ellos muy jóvenes, luego del estreno del largometraje. «Todo el mundo te dice: ‘Si yo me hubiera caído en ese avión me hubiera muerto’. Yo hubiera pensado lo mismo. El mensaje de la película es que se puede. Cuando te enfrentas ante una situación determinada como esta reacciona de una manera que parece imposible».

«El ser humano es mucho mejor de lo que los medios y esta sociedad de locos nos muestra a diario», afirma Strauch. «La esencia del ser humano es lo que emerge de nuestra historia: la importancia del amor, la solidaridad, el trabajo del equipo con  todos en aras del bien común, lo importante de tener esperanza y saber que se puede más de lo que uno piensa. Sirve para ver que somos seres con un potencial enorme mucho mayor del que utilizamos en nuestra vida diaria. Estoy muy contento con el saldo que está dejando y que seguirá sembrando lo que está sembrando hasta el día de hoy».

(van recuadros de cada uno, no tengo fotos de cada uno, así que evitaría eso... si me obligas busco, pero por qué me harías eso?)

Daniel Fernández: «Yo estoy seguro que le seguirá una serie»

Daniel Fernández, el «hermano mayor» del grupo, fue parte del proceso de preproducción de la película desde muy temprano. «Con Antonio Vizintín acompañamos a Pablo Vierci a presentar el libro en la feria de Madrid y ahí fue que ‘Jota’ Bayona se entera del mismo», recuerda. «Él estaba trabajando en Lo imposible, y nombra esa película leyendo La sociedad de la nieve».

Luego vinieron las llamadas muy temprano en la mañana uruguaya: «Estuve cuando se empieza a pulir el guión y me llamaban dos o tres veces por semana», comparte. «Con el cambio de horario eran llamadas a las seis de la mañana. ‘Jota’ es muy detallista y quería que cada cosa que apareciera en la película fuera real».

Algo similar ocurrió con el actor Francisco Romero, quien lo interpretó y con quien tuvo «bastante contacto telefónico», luego de haberlo conocido en persona.

«Hay muchas escenas que se filmaron y no aparecieron en la película», asegura Fernández. «Hay una escena en la que me bajo del helicóptero y me encuentro con el padre de Nicolich, quien me pregunta en cuál helicóptero venía Gustavo, confundido porque habían hablado de un Gustavo sobreviviente, pero era Zerbino; yo le tengo que decir que su hijo no viene. Esa escena, que es bastante dura, Bayona no la puso porque le parecía una escena muy buena, pero era para el final de la película».

«Bayona filmó como 600 horas. Yo estoy casi seguro que Netflix luego sacará una serie con todo eso y ahí aparecerán todas estas escenas», afirma Fernández.

Fernando Parrado: «Tenían muy claro el tipo de película que querían hacer»

Ninguno de los sobrevivientes retornó de los Andes más golpeado por el accidente que Fernando Parrado, quien vio morir a su madre, su hermana y a sus dos mejores amigos. «Al volver [los otros sobrevivientes] son abrazados por sus familias y sus novias, y mi vida está destrozada», afirmó en una entrevista previa con The Select Experience. «Mi tragedia empieza cuando yo llego».

«Durante la preproducción tuve algunas reuniones con ‘Jota’ Bayona y sus productoras Belén Atienza y Sandra Hermida, en Montevideo y en España», comparte Parrado. «Percibí que tenían muy claro el tipo de película que querían hacer, y simplemente después colaboraba con información cuando me llamaban de algún lugar de filmación».

«También me reuní unas tres veces con Agustín Pardella, que hizo de Nando», explica.

En La sociedad de la nieve, Pardella interpreta a un Parrado diferente que del que se ve en ¡Viven!; transmite su fortaleza de espíritu y convicción para salir de la montaña, pero como parte del grupo, no ese protagonismo despegado que la interpretación de Ethan Hawke le atribuye en el film de Frank Marshall.

«La sociedad de la nieve tiene una atención al detalle fenomenal y refleja algunas situaciones como realmente fueron», afirma Parrado. «Es muy común oír de los espectadores comentarios de que los hacia ‘vivir la experiencia [de estar ahí]’, como sentir la claustrofobia de estar enterrados cuatro días bajo la nieve».

Eduardo Strauch: «Tiene tanto realismo que nos transporta nuevamente ahí»

El hiperrealismo que Bayona buscó lograr con La sociedad de la nieve es uno de los elementos más elogiados por la crítica y el público, pero, en particular, por los mejores jueces del hecho, los protagonistas de la historia. «Me han impactado muchas escenas porque está hecha con tanto realismo que nos transporta a nosotros nuevamente ahí», afirma Eduardo Strauch. «La he visto siete veces y cada vez le descubro algo nuevo. Voy corriendo velos y percibo cosas que no vi en la anterior».

Un elemento que conmovió a Strauch fue la elogiada interpretación de Diego Vegezzi -pese a su juventud, uno de los más experientes del elenco-, quien personificó a Marcelo Pérez del Castillo: «Marcelo era mi íntimo amigo y su actor es tan parecido, habla de la misma manera y sus gestos son tan similares, que fue como estar de vuelta conviviendo con él. Eso me impresionó mucho», comparte.

Otro momento que le transportó al pasado ocurre al final del film, cuando suena el Ave María en la radio y los que permanecían con el fuselaje recibieron la noticia de que Parrado y Canessa habían logrado cruzar Los Andes. «Es de los momentos más felices de mi vida y está muy bien logrado», comenta Strauch. «Cuando empieza a sonar el Ave María, el 22 de diciembre, Daniel Fernández estaba con la radio y yo a su lado. En la película cambia un poco: mi personaje está adentro del fuselaje y abre los ojos cuando empieza a sonar el Ave María, pero esa escena me transporta a uno de los momentos más felices de mi vida».

Roberto Canessa: «Es una película en la que no hay maldad»

El mensaje que deja la historia de La sociedad de la nieve es uno que Roberto Canessa define con claridad: «Es una película en la que no hay maldad».

«En diferentes partes del mundo nos paran por la calle chicos de 12 o 14 años que vieron la película y quieren sacarse una foto», comparte. «Está bueno que esté en sus cabezas el espíritu de sacrificio, la nobleza humana y muchísimos otros valores que transmite esta historia. Me mueve poder decirle a los jóvenes que se puede salir adelante, escalar la montaña, y que vale la pena ser generoso y solidario», afirma.

Canessa solo tiene elogios para la adaptación realizada por Bayona y, pese a su respeto por el director español, se animó a realizarle una sugerencia: «Cuando estuvieron en Uruguay fui con mis nietos a ver la filmación en la Escuela Naval y le dije de poner a nuestras familias en las cámaras», comparte. «Bayona me dijo: ‘Ponete una túnica de médico que vas a recibir a Canessa’». Así llegó su cameo en el film: «Fue totalmente espontáneo», explica.

A la hora de destacar escenas, Canessa se queda con la mirada silenciosa de ‘Fito’ Strauch por la ventana del helicóptero, una vez son rescatados; el diálogo de su personaje sobre la solidaridad y uno de los momentos más emotivos, que ocurre cuando la travesía por la montaña estaba completa: «La parte en la que entierro los restos de mis amigos que no estaban: yo no sabía ni quiénes eran, pero ya no eran comida», explica. «En la sociedad civilizada, la sociedad del llano, son los restos de mis amigos y corresponde enterrarlos para siempre».