Reinterpretando el rol de la moda

La más reciente exhibición del Instituto del Traje del Museo Metropolitano de Arte reaviva prendas históricas mediante tecnología avanzada y técnicas multisensoriales, permitiendo a los visitantes experimentar la moda como un arte vivo.

Por Sofía Vanoli

El Museo Metropolitano de Arte, conocido por sus diversas y significativas exposiciones históricas, estará presentando desde el 10 de mayo al 2 de setiembre de este año otra innovadora muestra titulada «Sleeping Beauties: Reawakening Fashion». Se trata de una exposición que cuenta con unas 250 piezas extraídas de la colección permanente del Instituto del Traje, muchas de las cuales rara vez han sido mostradas al público, y que ahora estarán siendo exhibidas de una manera completamente nueva.

Curada por Andrew Bolton, a cargo del Instituto desde 2015, «Sleeping Beauties» busca reactivar las capacidades sensoriales de las prendas a través de investigaciones de primera mano, análisis de conservación y diversas tecnologías, que abarcan desde herramientas de inteligencia artificial de vanguardia e imágenes generadas por computadora hasta formatos tradicionales de rayos X, animación de video, proyección de luz y paisajes sonoros.

De acuerdo con Bolton, cuando una prenda de vestir ingresa a la colección del Instituto del Traje, su estado cambia para siempre. Lo que alguna vez fue una parte vital de la vida de una persona pasa a ser considerada como una obra de arte inmóvil que ya no se puede usar, oír, tocar ni oler. Sin embargo, quienes visiten la exhibición podrán ver como se reaniman estos objetos para poder experimentarlos como fueron concebidos originalmente: con vitalidad, dinamismo y vida.

«Sleeping Beauties» se estructura en torno a unas 15 piezas de la colección que no solo son una obra de arte en sí, sino que están dotadas de una gran importancia histórica y son demasiado frágiles para volver a usarse o incluso exhibirse en maniquíes. Estas son las bellas durmientes a las que hace alusión el nombre de la muestra e irán transformándose mediante la exhibición.

Es que mediante una técnica de ilusión conocida como el fantasma de Pepper, algunas prendas volverán a la vida, mientras que animaciones de video, proyecciones de luz, inteligencia artificial y efectos visuales se emplearán de diversas formas para mostrar cada prenda como si estuviera siendo vestida. ¿Conocen la icónica falda trabada? Ahora podrán ver en vivo cómo restringía el paso de las mujeres a principios del siglo XX. En un comunicado de prensa, Max Hollein director ejecutivo del museo expresó que «la innovadora exposición ampliará los límites de nuestra imaginación y nos invitará a experimentar las facetas multisensoriales de una prenda: aquellas facetas que se deterioran y se pierden cuando pasan a convertirse en un objeto dentro de un museo. ‘Sleeping Beauties’ aumenta nuestro compromiso con estas obras maestras de la moda al evocar cómo era sentirlas, moverlas, oírlas, olerlas e interactuar con ellas cuando se podían usar, ofreciendo en última instancia una apreciación más profunda de las obras expuestas».

Dentro de las piezas más conocidas de la muestra se destacan un famoso corpiño isabelino y un vestido de gala de satén de seda del modisto inglés Charles Frederick Worth de 1887 que fue la inspiración original para la muestra. Estas, junto con otros elementos de vestuario y accesorios, comparten espacio con prendas contemporáneas que, sin saberlo, hacen eco de diseños del pasado.

Además, el recorrido está dividido en torno a tres zonas principales: tierra, mar y cielo. El motivo, es que la narrativa busca rastrear la evolución de las actitudes hacia el mundo natural a través de la artesanía y la manipulación de materiales naturales para crear prendas. El énfasis contemporáneo en la sostenibilidad estará representado por piezas recientemente adquiridas de algunos de los creadores más innovadores de la moda moderna.

Otras piezas seleccionadas también harán foco en el concepto de auralidad de una prenda, como un conjunto de metal de la colección primavera/verano 2024 de Marni y un vestido compuesto por navajas de almeja de la colección primavera/verano 2001 de Alexander McQueen, cuyos sonidos fueron aislados y registrados en una cámara anecoica.

La exhibición, única hasta el momento, no solo amplía nuestra comprensión y apreciación de la moda histórica, sino que también reaviva nuestras capacidades sensoriales y emocionales para conectarnos con estas prendas de una manera más profunda y significativa. Esta exposición invita a los visitantes a experimentar la moda como un arte vivo, recordándonos la belleza efímera y la rica historia que cada prenda encierra.

Un paseo por el MET

Al ingresar a la exposición, los visitantes descubrirán una secuencia de galerías independientes organizadas como «casos de estudio individuales» centrados en cada una de las zonas mencionadas anteriormente.

Una de las galerías se organizará como un jardín e incluirá un invernadero que exhibirá sombreros con una variedad de flores y sutiles paisajes olfativos en los que los visitantes se verán envueltos.

Los diseñadores incluirán a Cristóbal Balenciaga, Hattie Carnegie, Lilly Daché, Hubert de Givenchy, Deirdre Hawken, Stephen Jones, Guy Laroche, Madame Pauline, Mainbocher, Elsa Schiaparelli, Sally Victor y otros.

La galería también contará con un abrigo de Jonathan Anderson para Loewe, plantado con avena, centeno y pasto de trigo que comenzarán vivos y morirán gradualmente durante la exposición.

La famosa falda trabada ya mencionada estará presente en un vestido de noche de Jeanne Hallée y cobrará vida, no solo para ver la prenda en movimiento, sino para mostrar a una mujer evolucionando lentamente hasta convertirse en un insecto. Ampliamente popularizada por el modisto Paul Poiret, el diseño de la falda fue criticado por el caricaturista francés Georges Goursat, quien comparó a quienes la usaban con insectos distorsionados debido a su postura encorvada y su paso limitado.

Por otro lado, también se exhibirán dos ejemplos del vestido de fiesta «Mariposa» de Charles James, uno en perfectas condiciones, y el otro con grandes daños, para que los visitantes puedan ver la prenda en todo su esplendor, pero también puedan analizar sus distintos estados de deterioro como si lo hicieran bajo un microscopio.

Mientras que uno de los vestidos evoca la efímera belleza de la mariposa, en un diseño que comprende una estrecha funda de gasa de seda plisada sobre un fondo de satén de seda y una exuberante falda de tul de nailon con vuelo, su contrapartida deja al descubierto el precio de la belleza: el daño en la gasa causado tanto por su construcción, como por su manipulación; y el volumen de tul en la espalda del vestido que otorga un peso considerable a un área relativamente pequeña.

Y por supuesto, Dior también estará presente con el vestido Mini Miss Dior, el cual estará al centro de una experiencia sensorial en la cual los visitantes son invitados a sentir la forma y la decoración floral del vestido a través de una maqueta impresa en 3D.