El país del sol naciente

Desde las montañas sagradas que tocan el cielo, hasta las orillas del vasto océano que rodea sus costas, Japón despliega sus encantos de gracia y majestuosidad. Aquí, el pasado perdura en cada piedra sagrada y el futuro se forja en cada paso. La tierra nipona cautiva y sorprende, invitándonos a explorar sus secretos y a soñar con el porvenir.

Por Cecilia Besenzoni

Para adentrarnos en Japón debemos de tener en cuenta dos aspectos claves: su historia y la situación geográfica. Estos dos factores influyen directamente en lo que hoy es. Así, antes de visitar el país nipón hay tres puntos que debemos tener en cuenta.

Primero, su conexión histórica con China, que ha sido una gran influencia; es de donde provienen el sistema de caracteres básicos que usa el idioma japonés, las religiones y el sistema de gobierno.

Segundo, entender los periodos de aislamiento; Japón estuvo cerrado al mundo durante centurias, lo que prohibía la entrada a extranjeros y la salida de japoneses al exterior. En este periodo, conocido como la Era Edo, fue donde surge la creación de tradiciones propias como el Kabuki, teatro japonés tradicional; las Geishas, mujeres que dedican su vida a las tradiciones del país; y el arte del grabado denominado Ukiyo-e.

Tercero, el fin de la Era Edo, que es el resurgir del Japón como nación y su apertura al mundo. Tras abandonar el sistema feudal en el que estaba sumergido, adoptó un estado moderno e independiente que lo posicionó a la vanguardia del mundo.

Planificar tu viaje

Viajar a Japón requiere planificación. El país cuenta con una superficie similar a la de Alemania -378.000 kilómetros cuadrados- en los que alberga una diversidad de propuestas que requerirán de elección para hacer el mejor uso del tiempo. Para realizar la primera visita al archipiélago, es aconsejable permanecer un mínimo de 15 días y generar un itinerario para obtener una amplia visión a través de sus distintas regiones.

Hacer una lista de los lugares a conocer te permitirá optimizar el tiempo al máximo recorriendo ciudades emblemáticas, descubriendo su tradición y disfrutando de su gastronomía.

Tres visitas imperdibles La cima más alta del país, el Monte Fuji, es una excursión obligada en el recorrido. Este volcán, que tiene muy poca actividad, se puede ver en los días despejados desde Tokio, aunque es recomendable tomar una excursión desde la ciudad para verlo más de cerca y disfrutar de un día inolvidable. Junto a él se encuentra el lago Kawaguchi, un paisaje sin igual que convive junto a las tradicionales pagodas y sus colorida vegetación.

Al igual que ellos, un tercer imperdible es Hokokuji, también llamado «el templo de bambú». A 15 minutos de Tokio, es un paseo hipnotizador que surge en las colinas de la ciudad: más de 2000 plantas de bambú visten este bosque rodeado de jazmines y cerezos.

Viajar a Japón puede generar miedos, conocer un lugar tan lejano y diferente genera barreras, pero la realidad es que el país se encuentra preparado para el turismo, y si bien el idioma puede paralizarnos, los lugareños son serviciales por tradición, así que aún los que no hablen inglés buscarán comunicarse igual a través de señas hasta ayudarnos. Es solo animarse, ¡buen viaje!

DESCUBRIR LAS REGIONES

HOKKAIDO
Sapporo, Furano y Kushiro El norte de Japón viste crudos y blancos inviernos, y coloridos y magníficos veranos, siendo el lugar favorito para los amantes de la naturaleza, la gastronomía y las actividades al aire libre.

TOHOKU
Aomori, Akita, Iwate, Yamagata Miyagi y Fukushima Tohoku es la oportunidad de descubrir un Japón diferente, con festivales típicos, paisajes nevados y enormes campos frutales.

HOKURIKU SHINETSU
Niigata, Toyama, Ishikawa, Fukui y Nagano La combinación de paisajes montañosos y costas inigualables, la región ideal de las aventuras al aire libre y la gastronomía típica.

KANTO
Tokio, Kanagawa, Chiba, Saitama, Ibaraki, Tochigi y Gunma Pasar de la ajetreada vida de la ciudad a los refugios de la montaña de Gunma, conocer el patrimonio cultural de Kamakura y descubrir la vida silvestre de las islas Ogasawara.

KANSAI
Kioto, Osaka, Shiga, Hyogo, Nara y Wakayama La región de Kansai es la mixtura entre las brillantes luces de Osaka, y la riqueza cultural de Kioto y Nara.

SHIKOKU
Tokushima, Kagawa, Ehime y Kochi Una isla con un encanto especial invita a hacer ciclismo en sus senderos, dar paseos al aire libre y vivir los bailes típicos del atolón.

TOKAI
Yamanashi, Shizuoka, Gifu, Aichi y Mie El centro del país reúne destinos imprescindibles como el monte Fuji y la ciudad de Takayama, famosa por su sake, que muestran el célebre patrimonio de Japón.

CHUGOKU
Tottori, Shimane, Okayama, Hiroshima y Yamaguchi La frontera occidental de Japón es una zona que goza de un clima más cálido y ritmo de vida más pausado.

KYUSHU
Fukuoka, Saga, Nagasaki, Oita, Kumamoto, Miyazaki y Kagoshima La sureña isla alberga aguas termales, playas vírgenes y volcanes durmientes.

VIVIR SUS TRADICIONES

Matsuris
Las Matsuris son las celebraciones nacionales que ocurren a lo largo del año, festivales dedicados a diferentes dioses o tradiciones locales. Brindan la oportunidad para presenciar el auténtico espíritu japonés. Es importante al llegar al destino, preguntar en donde te alojes si en esos días hay alguna celebración especial. Por ejemplo, cada 7 de julio se celebra Tanabata, el día de las estrellas, o del 13 al 16 de agosto se honra a los antepasados en O-Bon.

Kabuki
El Kabuki es el género de teatro tradicional japonés. Su origen remonta a la era Edo, dinastía donde las artes tradiciones nacieron. En esta disciplina la música, el baile, el maquillaje y el vestuario son muy valiosas. Dentro de sus características más importantes es que todos los actores son hombres, incluso los que desarrollan roles de mujer. Los dos teatros más importantes de Japón están en Kioto y Tokio, y las obras suelen tratar temáticas como disputas entre samuráis, desamores o guerras.

Zazen
Zen es una escuela budista que tiene origen en China y que llegó a Japón hace más de mil años convirtiéndose en una corriente con muchos seguidores. Zazen es su meditación, que hace énfasis en la búsqueda de la sabiduría. Vivir una sesión de meditación en tu viaje por oriente es una oportunidad que no se debe perder; en muchos sitios los maestros zen dan una introducción breve que finaliza con una práctica de 35 minutos para liberar la mente de todo pensamiento.

Ikebana
Las flores son una parte muy importante de su cultura, el arte de ikebana no solo consiste en realizar arreglos florales sino que es un método de relajación y meditación que tiene un origen en la religión sintoísta.

Onsen
Realizar un baño llamado Onsen es una de las costumbres que se recomienda realizar al visitar Japón, el objetivo de estos baños termales es alcanzar la relajación y felicidad.

Sumo
El sumo es un estilo de lucha libre y el deporte nacional japonés. Su origen se remonta a la antigüedad, como una actuación para entretener a las deidades sintoístas. En la actualidad es fácil comprar entradas y poder presenciar un torneo durante tu estadía.

Hanami
La tradición japonesa de observar la belleza de ver florecer los cerezos. Antiguamente se creía que dentro de los árboles de sakura vivían los dioses y, justo antes de la temporada de arroz, se hacían ofrendas debajo de ellos. Hoy en día, en la primavera, los japoneses van en grupos de amigos o en familias a ver este acontecimiento, algunos incluso duermen debajo de los árboles esperando que florezcan al día siguiente.

Chado
Chado significa «el camino del té», la leyenda dice que en el siglo IX un monje budista introdujo el té al país. Una de las bebidas con más éxito en Japón, la ceremonia del té tiene sus orígenes en el budismo zen y conecta varias aristas de la cultura nacional como el shodo, que es el arte de la caligrafía, el kimono típico de su vestimenta, la utilización de incienso y el ikebana, que es el arte de los arreglos florales. Aunque parezca algo sencillo, se necesitan varios años para aprender este ritual, que tiene en cuenta desde el ángulo en que se colocan los elementos hasta el tipo de té, y que varía según la estación del año, por lo cual vivir esta tradición es una experiencia  nolvidable al visitar la isla.

VISITAR TOKIO

Tokio cuenta con más de 37 millones de habitantes, una ciudad comprimida entre el monte Fuji y el mar, con una estructura curiosa: es una metrópoli sin centro, donde la importancia está dada por las estaciones de tren. Así, cuanto más grande es la estación, más importante es la zona a la que estamos visitando.

Tokio Midtown
Se encuentra a 500 metros de Roppongi, esta zona de lujo alberga al parque Hinokio, un lugar tranquilo ideal para relajarse y olvidar el ritmo de la ciudad. También el Museo de Arte Suntory, y a unas manzanas, el Design Sight, que aloja diferentes exposiciones de diseño.

Shibuya
Junto a Shinjuku se encuentra Shibuya, uno de los barrios más animados de Japón. Considerado un centro de tendencias y de moda a nivel asiático, allí se pueden observar la mayor cantidad de tribus urbanas, es el lugar donde los jóvenes van a pasear, comprar, cenar, de karaoke o a bailar.

Ueno
Una de las zonas más tradicionales de Tokio, cuenta con un gran parque que aloja siete museos, varios templos y el zoológico de la ciudad. Al visitar Ueno, junto a la estación de Yamanote, se encuentra la zona llamada Ameyoko, reconocida por sus tiendas tradicionales y su mercado de especias, pescado, verduras, tiendas de second hand y antigüedades.

Asakusa
Reconocido por su espectacular templo budista, es una visita obligada al visitar la capital; junto a este hay una calle comercial donde se pueden comprar souvenirs y disfrutar de los restaurantes típicos.

Aoyama
Una de las zonas residenciales más prestigiosas, es caracterizada por sus calles estrechas de pequeñas casas y grandes zonas verdes elegida por varios artistas para vivir, por ejemplo, el escritor Haruki Murakami. Aoyama cuenta con árboles de ginkgo que visten sus avenidas y que en el otoño se vuelve una postal inolvidable por el amarillo ocre de sus hojas. Aquí se podrá recorrer el museo de Taro Okamoto, uno de los artistas más importantes del siglo XX. Pintor, escultor y escritor, vivió en Aoyama durante 50 años. Su casa fue remodelada y hoy es el Taro Okamoto Memorial Museum, que aloja algunas de sus obras más emblemáticas.

Akihabara
El barrio por excelencia para los amantes del anime, el manga, las historietas y todo lo que refiere a electrónica y tecnología. Considerado uno de los símbolos de la prosperidad del país, es el lugar donde las grandes empresas de electrónica prueban sus próximos lanzamientos. Un consejo al visitar Akihabara: ir directamente a los locales de interés, porque sino se puede pasar el día entero sin haber visto demasiadas cosas.

Ginza
Es el barrio más lujoso de la ciudad, allí se encuentran las firmas más importantes de moda y los grandes centros comerciales. También es reconocido por sus tiendas de café y restaurantes de sushi. Junto a él, se encuentra el parque Hamarikyu, rodeado de altos rascacielos y el agua de la bahía de Tokio; el parque crea una atmósfera tranquila que es ideal para pasear y disfrutar un clásico té de matcha.

Shinjuku
El barrio que suele salir en las películas donde se muestra Tokio. Una de las cosas más impresionantes de este lugar es su estación de metro, por la que pasan más de tres millones y medio de personas al día y cuenta con 200 salidas. Uno de los edificios más interesantes de esta zona es el ayuntamiento, reconocible por ser uno de los más altos y terminar en forma de dos torres. Junto a él está Park Hyatt, el edificio de tres torres donde se filmaron casi todas las escenas de «Lost in Translation», la reconocida película de Sofía Coppola. A pocos metros te podrás encontrar la calle de los yakitoris, un lugar lleno de barcitos donde sirven clásicas brochetas. Y en este mismo sitio está el reconocido Shinjuku Gyoen, donde en la época de Hamani deslumbra por la belleza de sus cerezos y, en noviembre, por las flores de los crisantemos.

Roppongi
Es una de las zonas de Tokio que más se ha desarrollado en las últimas décadas. Vista como una microciudad futurista, forma parte de un complejo de 800 apartamentos, oficinas, cines, hoteles, jardines, museos y restaurantes de lujo. Entre sus atractivos más destacados está la araña gigante de Louise Bourgeois, en la entrada de la Torre Mori. Allí también se encuentra un museo y mirador que durante del día deja ver el monte Fuji, y uno de los bares más famosos de Tokio: Heartland, ideal para tomar el primer trago de la noche.